terça-feira, 31 de março de 2015

Fitoterapia en el tratamiento coadyuvante del cáncer

Infarma: Mesa redonda sobre fitoterapia en oncologia

El 25 de marzo de 2015, en el congreso de INFARMA, tuvo lugar la mesa redonda “Fitoterapia en el tratamiento coadyuvante del cáncer”, con la colaboración de la Sociedad Española de Fitoterapia (SEFIT). Fue moderada por Mª José Alonso (vocal de Plantas Medicinales y Homeopatía del COF de Barcelona) y contó como ponentes con Pere Gascón (Director del Servicio de Oncología Médica del Hospital Clínic i Provincial de Barcelona y profesor titular de la Universitat de Barcelona) y Josep Torrent (médico, farmacéutico, farmacólogo, miembro del Comité Europeo de Medicamentos Huérfanos y profesor de Farmacología y Terapéutica de la Universitat Autònoma de Barcelona).

En sus presentaciones, los ponentes opinaron sobre la utilización de drogas vegetales en pacientes con cáncer, las evidencias científicas de su uso, presentando ejemplos concretos y las posibles precauciones a tener en cuenta.

La fitoterapia puede ser un aliado como tratamiento coadyuvante en pacientes con cáncer, tanto para paliar los efectos secundarios asociados a la propia quimioterapia, como para mejorar la calidad del paciente. A pesar de que la fitoterapia no siempre es recomendada por el oncólogo, su utilización, por parte del paciente, está muy extendida. Sin embargo, este uso no es habitualmente comunicado al médico (un estudio del Servicio de Farmacia del Hospital Costa del Sol de Málaga muestra que más de un 20% de pacientes oncológicos no informa a su médico de que toman o han tomado fitoterapia en relación con su enfermedad). Por ello, es importante repasar las posibilidades de la fitoterapia en este campo y conocer cómo abordar la recomendación de un preparado vegetal para estos pacientes.

Este recorrido por el uso de la Fitoterapia en oncología, nos aportó conceptos interesantes. Algunos antiinflamatorios resultan de interés en la reducción del edema relacionado con el propio tumor. Así, la uña de gato y el cartílago de tiburón son alternativas a tener en cuenta. Otras plantas de uso frecuente en estos tratamientos son la soja, la cimífuga, el aloe vera, el te verde y el rábano negro, estos dos últimos utilizados como quimioprotectores. Entre los hongos encontramos el maitake (Grifola frondosa), el shiitake (Lentinula edodes), el reishi (Ganoderma lucidum) y el tramete (Coriolus versicolor).

El beneficio de la “Fitoterapia de soporte” que puede suponer una mejora en la calidad de vida, presentó un soporte unánime. Son ejemplos de esta fitoterapia de soporte en el tratamiento de la astenia el uso de los llamados adaptógenos, como el ginseng, el eleuterococo o el té verde. En el tratamiento de la depresión se utiliza el hipérico, pero la existencia de interacciones aconsejan extremar las precauciones durante su uso en este tipo de pacientes. En el caso del insomnio i el nerviosismo se vienen utilizando tradicionalmente la valeriana, la pasiflora y más recientemente la amapola de California, preparados vegetales muy seguros, así como la aromaterapia (lavanda y melisa) que disminuyen el estrés de los pacientes en los bóxers de oncología. En los casos de diarrea, la manzanilla, el anís verde o el hinojo pueden ayudar como tratamiento de base, así como el cardo mariano utilizado para la depuración y la protección hepática. En el tratamiento de la mucositis se aplica un cocimiento de llantén al 5%.

Además, se hizo una especial incidencia en la importancia del momento en el que utiliza un preparado fitoterápico ya que, en general, se desaconseja su uso conjuntamente con la quimioterapia, y se recomienda como tratamiento entre sesiones. Con la excepción, del uso del cáñamo, útil antes y durante la quimioterapia. Otras alternativas son, sin embargo, más cuestionadas, como es el uso conjunto de quimioterapia y algunos antioxidantes, dado que la generación de radicales libres inducida por la quimioterapia, ayuda en la destrucción de la célula tumoral y no sería conveniente evitar su producción o favorecer su eliminación.

Por último, se amplió el enfoque entorno al paciente incluyendo más agentes. El tridente paciente-oncólogo-farmacéutico requiere de la implicación por parte de la industria y la administración sanitaria para asegurar una correcta comunicación, cooperación y diálogo, así como fomentar la formación del profesional de la salud y favorecer la investigación.


Mª José Alonso apuntó que hoy en día hay mucha “infoxicación” y el tridente paciente, oncólogo y farmacéutico requiere una comunicación fluida.


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